Reflexión de una Nanny

Muchas y muchos de nosotros llegamos como Au Pairs con algún título técnico o universitario. Muchas y muchos hicimos estudios en diversas áreas cuando nos fuimos de nuestro países y emprendimos viaje a tierras lejanas. Muchas y muchos mantuvimos estudios activos y sacrificamos tiempo y recursos por conseguir un título universitario. Y finalmente llegamos a nuestra aventura Au Pair para sentir que hemos perdido el tiempo o, que decidir ser un o una Au Pair, nos retrasaría la vida. (risas).  

Más de una vez me topé con esta conversación: "En mi país yo era contadora, yo era profesora, yo era periodista, diseñadora, estudiante de arquitectura, y más y más y más..." A lo largo de mis dos años de Au Pair en Estados Unidos, conocí muchas muchísimas Au Pairs. De hecho era el único lazo en el que podía entablar una amistad. Tener a una Au Pair como amiga, hacía la vida más llevadera. Simple y sencillamente porque ser Au Pair está de puta madre! Tan así, que muchas veces era imposible explicar lo bueno y lo malo de esta aventura. En fin. En muchas ocasiones, escuché a muchas Au Pairs comentar que se sentían minimizadas entre los otros norteamericanos. Incluso mi amiga y yo, decidimos en un momento, no presentarnos ya nunca más como Au Pairs, sino como estudiantes internacionales. Algunas veces, una que otra personas nos corregía y decía: "ah, tu eres la que hace el aseo y cuida a los niños, que mierda". Y bueno, para comentarios como esos, era mejor sonreír y seguir adelante. Después, esa misma amiga y yo, decidimos decir que eramos Au Pairs, fue un día brillante, en el que dijimos: YA BASTA DE AVERGONZARNOS! Comprendimos que nuestra labor era hermosa y loable, que no tendría porqué haber algún sesgo de vergüenza. Y así seguimos. 

Sin embargo fuimos la excepción. Constantemente escuché comentarios denigrantes respecto a las nannies y, más aún, si éstas eran "latinas". A la hora de retirar a los chicos de los colegios, es cuando más era posible visibilizar el trato hacia estas chicas. Como cuando una vez que fui a buscar a las chicas a su colegio, y me dejaron esperando porque dejaron pasar a todas las madres blancas y rubias primero. O aquella vez que llevé a una chica al doctor, y la secretaria llamó a la madre para confirmar si yo era realmente la nanny o alguien más. O aquella vez que llevé a una de las niñas a una actividad con otras estudiantes y fuí al baño, y una señora blanca y rubia no respetó la fila y ocupó el baño y al salir dijo: ya salgo para que hagas el aseo... Y así mucho más. El racismo, el clasismo, y la xenofobía, creo, están en todo ángulo social, es verdad, pero cuando este cáncer entra en las relaciones de las mismas au pairs o nannies o trabajadoras de servicios, entonces ahí estamos mal. 

Existe un desprestigio absurdo latente en nuestra área de trabajo y no estoy de acuerdo. Se hace cada vez más latente esa competencia entre quién es mejor Au Pair basándose en pequeñeces. Cosas como "yo soy Au Pair pero en mi país tengo un título de negocios y por eso soy mejor que tú" está errado. 

# Chicas y chicos Au Pairs: los estudios, los títulos no nos hacen quiénes somos! 

# Señor y Señora norteamericana, jefa y jefe: sus estudios no los hacen mejores que yo o que la señora que viene a hacer el aseo a la casa. 

# Personas en el mundo: Un Título NO te define como persona! 

GRACIAS ;) En fin. 

En cada profesión hay un proceso de aprendizaje que requirió tiempo de preparación. Los oficios muchas veces son talentos naturales, sin embargo tienen un proceso de perfeccionamiento. Un jardinero por ejemplo, es un oficio maravilloso y admirable! Esas personas que sin estudios magistrales en botánica pueden mantener y hasta reparar jardines y tener el cuidado necesario de trabajar con plantas y mantenerlas hermosas, es algo genial! Fuera de ello, además tienen la noción de la estética y la decoración que se ve en todo el proceso de mantención de un jardín cuando escogen ciertos estilos para las plantas o la seguidilla de rosas y flores en ciertos lugares del jardín... Y así saltamos a las nannies. Nosotras hemos tenido un gran proceso de aprendizaje también, del que no me arrepiento y, del que podemos decir, partió en nuestras casas con nuestros padres. Sin duda que todas esas veces que decidimos enseñarles ciertas lecciones  de vida a los niños que tenemos a cargo, usamos palabras o actitudes que aprehendimos en nuestros hogares. 
Y ahí estoy yo, diciéndole a mi niña de siete que busque su toalla de playa en la nevera porque, de seguro ese es el lugar para la ropa de playa, simplemente porque quiero enseñarle a ser más responsable y ordenada con sus cosas. -Sí, mi mamá y mi papá me criaron con mucho sarcasmo, ja, ja, ja-. No entiendo ese afán en algunos humanos de creerse superiores a otros, esa necesidad irracional de sentirse más que otros simplemente por su posición laboral o económica. Cuando en realidad no tienen ni idea lo que significa disfrutar de un momento sencillo con sus hijos. Hablemos de superioridad?

Hablemos de superioridad cuando sepas por qué tu hijo llora todas las noches por una hora antes de dormir. Hablemos de superioridad cuando me digas cómo le gustan las tostadas al desayuno a tu hija. Hablemos de superioridad cuando me digas cuántas veces al día pueden tus hijos cantar esas canciones que aprenden en... y cuando me digas DÓNDE aprenden esas canciones. Hablemos de superioridad cuando me enseñes lo que es ser inferior simplemente porque tu disfrute reside en el bienestar de otros. Ese día, querido amigo superior, habrás sido el más superior de todos, porque estarás en una posición en la que podrás verlos a todos tal cuál son, sin prejuicios, y solo así serás capaz de detenerte y maravillarte de la grandeza que hay a tu alrededor.

En resumen, luego de casi tres años viviendo en un país bien clasista indirectamente, y codeándome con gente de mi "estirpe" que realizan trabajos "sin estudio", puedo concluir que no hay límites ni estándares ni parámetros para la felicidad. Que simplemente el único límite está en ti. En cada vez que confundes tus sueños y metas con ideas materiales que se acaban y que son temporales. El límite está en ti, en tus frustraciones y miedos no superados que te amarran a creer en una realidad materialista y adictiva. La vida es simple y es hermosa. Todos y cada uno somos necesarios, y si tus sueños residen en el hacer bien al otro desde la profesión que sea, es algo de lo que vale la pena estar orgulloso.

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